sábado, 3 de mayo de 2014

El Lobo Feroz


¿Es posible? ¿Ha vuelto el Lobo Feroz? 

¿Alguna vez te han tocado, y con un simple roce, te has estremecido? Todo el cuerpo, desde ese pelo del remolino que nunca se queda en su sitio hasta el dedo gordo del pie.

¿Te has llegado a erizar con una simple frase? ¿O con una mirada?
Así era el Lobo Feroz. Atrevido,  sin ningún pudor, sin ningún miedo.

Un príncipe azul con mirada lasciva.

Sensualidad,  erotismo, pasión... Nada en él recordaba al amor, nada en él te dejaba indiferente. Eran sentimientos primitivos, era instinto en estado puro.

¿Por qué no, por una vez, cambiamos el cuento y es Caperucita la que se acerca al lobo?

¿Y si se la come?

Se la comería poco a poco para disfrutarla más tiempo...

Y Caperucita iba, sin frenos, a su boca, a sus brazos. Porque no había más opción, porque era lo natural. Porque estar a su lado era lo más real, lo más excitante y lo más erótico que había vivido nunca. Porque quería eso, y lo quería con él. La niñita dulce e inocente había desaparecido.

Una señora en la calle, y una puta en la cama.

Se volvió adictivo, ya no era el Lobo quien quería comerse a Caperucita sino al revés, aunque siempre con cierto miedo, los lobos son cambiantes, no son fieles, y sobretodo, son distantes. 

Conmigo no te calles nada...

Es una frase con muchos significados, puede ser bonita, o súper erótica. Pero en el Lobo Feroz no había nada bonito. Gemir, morderse los labios queriendo/deseando más y besar para amortiguar gritos empezó a ser habitual. Los mensajes calientes eran un anticipo, las miradas pícaras sus preliminares, y cuando se encontraban… Fuegos artificiales.

Un día, lo feroz del lobo desapareció, aun no sé cuándo, ni cómo, ni porqué. ¿Lo habían domesticado? Imposible. ¿Lo habían dañado? Es probable. Desde luego no fue Caperucita la culpable.

Ella lo buscó, lo provocó, lo tentó… Nada. Y cuando ya estaba a punto de perder la esperanza…

Me estás poniendo muy malo... Te invito a desayunar... ¿Quieres que te mande un mensaje o te despierte de un codazo?

Desde luego, ante eso, Caperucita es incapaz de sujetar a la puta dentro de ella que gritaba por salir. Cualquier sitio es bueno, en cualquier sitio pero contigo. 

¿Es posible? ¿Ha vuelto el Lobo Feroz? 

Se de una que espera que sí.

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