sábado, 24 de mayo de 2014

-A



Anoche me costó dormir. Mi cabeza no paraba de dar vueltas, quizás por la ilusión de estar escribiendo otra vez aquí, quizás porque pensaba en él. 

Ésas noches en las que tu cabeza está demasiado activa, son noches que me gustan, cuando no tengo que madrugar al día siguiente.


Recuerdo que me imaginé con él, en su cama, su respiración sobre mi oreja. Le echo de menos, más que a él, a la ilusión de no saber nuestro futuro, de disfrutar el ahora, de excitarme cuando me miraba o me tocaba.

Todo empezó como un juego, dos amigos que muestran interés el uno por el otro, risas, secretos, nos lo contábamos todo, no había ningún tipo de tabú a la hora de hablar, quizás se tenía que haber quedado así...

Empezamos algo, algo que no era nada, no era exclusivo ni bonito. No era un cuento de hadas, el primer chico que me trataba de esa forma. Era cariñoso sin serlo, dulce cuando no te lo esperabas y extremadamente suave en todos los aspectos.

Había una conexión entre nosotros especial, y la gente se daba cuenta, pero si me preguntaban "No, es sólo un amigo". Y fin de la conversación.

Fuimos eso que no se cuenta ni se admite pero que nunca se olvida.

Por supuesto me pillé, que me contara lo que hacía con otras chicas empezó a ser demasiado para mí, quise pasar a un segundo nivel, y él se alejó. Por no hacerme daño según él, por no ser suficiente para él según yo.

Aceptamos el amor que creemos que nos merecemos.

Triste y cierta verdad. Nuestros miedos, nuestros complejos más secretos salen a la luz en situaciones como esta "él es mucho más guapo que yo", "no estoy suficientemente buena", "si hubiese hecho esto de esta forma..." y millones de cosas más. Nos culpamos, nos lamentamos de nosotros mismos.

Yo me arrepentí. De decirle la verdad, de terminar algo que me hacía feliz, algo que nos hacía felices. Quise repararlo, darle menos importancia a lo que sentía, volver a su lado.

Y así empezaron las peleas "eres una mentirosa porque no dices la verdad cuando hablas de sentimientos" Fui una mentirosa, lo admito, sentía más por el de lo que le decía. Decido alejarme yo también, estaba perdiendo a un AMIGO, que no sólo me gustaba, sino que le quería.

Espacio.

Tiempo.

Volvimos a hablar.

Volvió el tonteo.

Volvió el sexo.

No volvió esa conexión especial.

Había temas de los que nos daba miedo hablar, por no ser apropiados.

El tonteo, las miradas pícaras, se redujeron a su mínima expresión, no había la misma química, había mucho más cuidado. Quizás quemamos la relación, quizás queríamos volver a algo que ya habíamos superado.

¿Que paso es apropiado cuando no quieres dar ningún paso?

Mis amigas me decían "ten cuidado, ya te pillaste una vez, ¿quien te dice que no va a volver a pasar?"

Y tenían toda la razón del mundo, porque aun no estoy segura de si alguna vez dejé de estar pillada.

Y, sinceramente, pienso que el lo sabía, que él se daba cuenta de que yo seguía en el mismo punto, pero que no le interesaba dejarme ir. Escudándose en el "yo soy sincero, y te digo las cosas como las veo", dejaba de sentirse culpable. Pero sé que en el fondo le gustaba sentir el afecto que yo le daba.

Como he dicho antes, aceptamos lo que creemos que nos merecemos, pero había demasiado desequilibrio entre nosotros en ese momento. ¿Me creía yo demasiado mala, o él demasiado bueno?.

Sólo sé que cada vez que nos veíamos lo sentía más distante.

Quizás era hora de cerrar ese capítulo, casi dos años es demasiado tiempo de masqueamigos, era hora de avanzar o retroceder. 

Yo estaba dispuesta a dar ese paso.

¿Lo estaba él?

Volvimos a tener "la conversación", esa tan temida, esa en la que abres tu corazoncito a una persona, diciéndole tus sentimientos, dándole la opción de algo nuevo, algo bonito, algo nuestro...

Y como seis meses antes... "Yo no siento esas cosas por ti, y no creo que las vaya a sentir nunca, eres mi amiga, esto es sólo diversión".

Y de repente... ZAS, notas como algo dentro de ti se va rompiendo en pedacitos muy pequeños, los ojos se te empañan, un nudo en la garganta te impide hablar, el corazón se acelera con ansiedad, con miedo, con tristeza...

No soy tonta, no es el primer desengaño amoroso que tengo, y no creo que sea el último. Sé que se superan, sé que te puedes permitir una noche de desahogo, sé que es el momento en el que menos comida y más chocolate te apetece, sé que tienes que rodearte de gente que te quiera, sé que tienes que mantener tu mente ocupada, y sé que un cambio de look tampoco viene mal.

Pero ahora mismo... tan reciente...

No ha sido la persona que más he querido ni por asomo (ya se ha ido encargando él de que no lo hiciera), pero sí que ha sido la primera persona con la que me he sentido completamente yo. Natural.

Él me inspiraba.

Él es el Lobo Feroz, por él escribí Bésame el corazón y Ven, con él me imaginaba cuando escribí Déjate Seducir... 

Sé que me va a costar olvidarlo...

Pero también sé que lo voy a conseguir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario