viernes, 2 de mayo de 2014

Alumna y profesor



Es tan difícil concentrarse… Estoy justo enfrente de ti, a mi alrededor mis compañeros se ríen de alguno de los chistes malos que sueles contar. Y yo no puedo dejar de pensar como sería acostarme contigo.
¿Cómo actuarías si pudieras leer mi mente?

Sé que somos alumna y profesor, y se me ocurren mil razones para dejar de pensar en ti, pero no puedo. De verdad que intento escucharte, pero veo que no paras de moverte, de reírte, de levantarte con descuido la camisa… Y con las hormonas que me quedan de adolescente… No puedo controlarme. 

Busco tu mirada, y la encuentro con facilidad, me sonríes con los ojos y con la boca. Me vuelve loca esa sonrisa.

-Aura -me hablas mirándome a los ojos, ¿me he excitado?- ¿qué opinas del trabajo de tu compañero?

lol. Por supuesto no he prestado atención. 

-Que está muy bien -respondo automáticamente viendo como tu sonrisa pasa a ser sarcástica. ¿Te he decepcionado? 

Sigues tu clase sin nombrar a nadie más. 

Me noto arder, no sé si será por vergüenza o excitación. 

-Ahora vamos a dar las notas del trabajo anterior- dices a la clase, mientras yo estoy distraída y sonrojada mirando el móvil. 

Comienzas a decir nombres. No estoy. Mi mente está en millones de sitios pero no aquí. Me veo en una cama, en un coche, en la mesa de tu despacho, o sobre la mesa de clase sin tanta gente alrededor. Nada me puede sacar de este sueño. 

-Aura, tienes un 4. 

¿Cómo? Te miro con los ojos muy abiertos, ¿qué clase de broma es esta? Me curre muchísimo este trabajo. Abro la boca para protestar y con los ojos me dices que luego. 

No lo puedo creer, estoy indignada. Toda la excitación de antes ahora es furia. Me salgo de clase. Respiro hondo. Me fumo un cigarro. No me relajo. 

Espero a que termine la clase en la puerta de tu despacho, estoy esperándote. Pero ya mi imaginación ha pasado de erótica a cabreada. 

-Ya sabía yo que estarías aquí- llegas sonriendo, pero no te devuelvo la sonrisa- pasa. 

Al entrar veo la mesa en la que he estado fantaseando antes, una parte de mi se excita, malo. 

Me siento en la silla, tú te apoyas en la mesa, mirándome y dándome un montón de motivos por los que no me puedes aprobar. 

Yo soy una bomba de emociones. Cabreo, pasión, furia, tristeza, excitación. Te imagino de mil formas distintas y noto calor en todo el cuerpo. Solo te miro la boca, estás hablando, pero no te escucho. En mi cabeza tu boca tiene planes mejores que hablar. Definitivamente tengo que salir de aquí. 

Me voy sin decirte adiós, cuando llego al pasillo me apoyo en la pared y respiro hondo. ¿Qué me pasa? Si no salía de ahí te besaba. El cabreo se había ido, la pasión estaba insatisfecha. 

Me imagino mil cosas que podían haber sucedido. 

Apareces, me coges de la mano y me metes al aseo sin decir nada. Vas a hablar pero no te dejo, estoy cansada de hablar, te beso. Estas sorprendido, pero me respondes, me pegas a ti y me subes al lavabo manteniéndote entre mis piernas. 

No me lo puedo creer, está pasando, y es mucho mejor de lo que me había imaginado. Te araño, te muerdo. Sabes a café y a canela. Me encantas. 

-Esto no está bien- me dices apoyando tu frente contra la mía. Me imagino lo que pasa por tu mente, contradicción, sentido del deber, ¿qué es lo correcto? Nos compenetramos tan bien que parece natural. 

-Lo sé- respondo- pero es tarde para fingir que no ha pasado nada. 

Me vuelves a besar, con pasión, devorándome, tus manos inquietas recorren mi espalda, mis piernas, y yo solo puedo agarrarte del pelo mientras te beso para que no te separes. 

Ya te has decidido, quieres más, y yo lo quiero todo. Me quitas la camiseta mientras desabrocho tu camisa. No es bonito lo que hacemos, es algo más primitivo. Sólo sexo. 

Me bajas del lavabo para bajarme los pantalones, y me empotras contra la puerta del aseo besándome otra vez. Te separas para quitarte el cinturón mirándome fijamente. Ya no hay confusión en tu mirada. Ya no hay vuelta atrás. 

-Chiqui, ¿estás bien?- abro los ojos y una amiga me está mirando preocupada- ¿has ido a hablar con el profe? ¿Qué te ha dicho? 

Estoy en el pasillo, temblando. Mi amiga sigue esperando que responda. Pero yo estoy confusa. ¿Ha pasado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario